Un año más, el precioso pueblo Villanueva Mesía ha celebrado la fiesta de su santo patrón: SAN SEBASTIAN. Tras una misa solemne en su honor, tuvo lugar una sencilla y emotiva procesión con la presencia de casi todos los vecinos de esta histórica ciudad del “Poniente Granadino”. Año tras año se palpa la fuerte y sincera devoción que, desde tiempos inmemoriales, viene celebrándose esta piadosa y ferviente efeméride, que define la “devoción popular” del pueblo andaluz: religioso y espiritual, pero no “beato” (en sentido peyorativo). La “religiosidad popular” tiene un fuerte arraigo en toda Andalucía a través de sus fiestas y tradiciones, que han generado una cultura singular y específica: “La Cultura Andaluza”, milenaria y autóctona y la más antigua de todo el Mediterráneo, según nos dejó dicho el filósofo don José Ortega y Gasset ( 1883 -1955), Catedrático de Metafísica en la Universidad de Madrid.
Pues bien, a petición de varias personas y alumnos, he decidido escribir unas breves anotaciones que sirvan, al menos, de referencia a tan digna y ferviente celebridad religiosa en honor al Santo Patrón de mi pueblo: SAN SEBASTIAN.
Ante todo, digamos a vuelapluma que, etimológicamente analizado, Sebastián es un nombre de origen griego, que significa “Digno de respeto, admirable”. Y a la verdad, que conociendo , aunque sea por tradición, el perfil biográfico de san Sebastián, hay que reconocer que fue un personaje muy importante en la hagiografía cristiana. Según las actas del Martirologio, san Sebastián nació en Narbona, aunque san Ambrosio, Padre y Doctor de la Iglesia latina (340-397), afirma que era natural de Milán. Son muchas las representaciones artísticas acerca del martirio de san Sebastián, ya que numerosos pintores y escultores han recreado esta impresionante y conmovedora escena, hasta el punto que ha llegado a formar parte de la extensa y variada iconografía cristiana clásica. Siempre aparece en la misma forma: acribillado su cuerpo con flechas.
Sebastián era un joven militar romano que ayudaba y rescataba a los cristianos, salvando a muchos de la muerte y convirtiendo también a numerosos romanos. Cuando Diocleciano (245 – 313 d.C) reanudó la persecución de los cristianos, hecho llevado a cabo para dar satisfacción a Galerio, y supo que su joven capitán seguía esta fe, lo condenó a morir atravesado por las armas de sus arqueros. Sebastián fue atado a un poste y flechado hasta morir. Así lo creyeron sus verdugos, aunque lo cierto es que consiguió sobrevivir a este martirio.
La piadosa cristiana (de nombre Irene) que había ído a recoger su cuerpo para enterrarlo acabó cuidándolo hasta que sanó de sus heridas. Sebastián debía permanecer oculto pero se negó a hacerlo y fue a encararse con el emperador y a exigirle que cesara su persecución. Diocleciano se sorprendió muchísimo de verlo con vida, hecho que no le evitó una nueva condena, la de morir apaleado y arrojar su cuerpo a un albañal. Tan dura y cruel fue la persecución de Diocleciano, que los cristianos llamaron al final de su reinado “La era de los mártires”. Y así fue. Sebastián sufrió el martirio en Roma (siglo III). Sus verdugos, para impedir que sus restos fuesen venerados por los cristianos, arrojaron sus restos a la cloaca Máxima.
La imagen más antigua de san Sebastián es un mosaico en la iglesia de san Pedro ad Vincula (año 680), en la que aparece con traje palaciego y halo alrededor de la cabeza. Aparte de España, se invoca a san Sebastián contra la peste por dos casos milagrosos en los que, según la tradición, intervino: en Roma (año 680) y en la célebre peste de Milán.
Origen del Patronazgo.- El fundamento histórico y teológico de la devoción a san Sebastián, en la provincia (Padúl, Caniles, etc.), se remonta con toda certeza a 1490, año en que fue tomado por patrono del brote de peste surgido en plena guerra de Granada. Tras la conquista, muchas son las localidades en las que recibe veneración y culto. La variedad de lugares al santo consagradas no deja lugar a dudas sobre la extensión provincial de su reconocida devoción.
Sin embargo, en la búsqueda de argumentos ciertos y apodícticos – y no de meros vestigios e hipótesis – del inicio de la devoción a san Sebastián en Villanueva Mesía, nos tenemos que valer de posibilidades y conjeturas. Y así, se sabe que en 1588, el arzobispo de Granada, Juan Méndez de Salvatierra, declaró FESTIVO el dia 20 de enero, pero la oportunidad vino cuando en el 1679, una terrible epidemia asoló Villanueva.
No tenemos, sin embargo, constancia de la antigüedad de su talla que, por cierto, fue la única que se salvó de la quema de imágenes llevada a cabo en julio de 1936, gracias a un hombre de Frigiliana (Málaga) llamado, precisamente, Sebastián Sánchez Torres “El Melero”, el cual razonó a los incendiarios el despropósito en que iban a incurrir si osaban quemar a un santo que- ¡ironías de la vida¡ – era tan “rojo” como ellos. San Sebastián sigue, pues, ocupando una hornacina en nuestra Iglesia Parroquial “Nuestra Señora de la Aurora”.
Me gustaría, siquiera por unos momentos, poseer la capacidad lírica y poética de Marco Aurelio Clemente Prudencio , poeta latino cristiano del siglo IV, para entonar un canto de gloria y alabanza a san Sebastián, como él lo hizo en su “Peristephanon”: colección de himnos en honor de los mártires cristianos.
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