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JUAN PINILLA

 

Todo lo que les voy a contar se ha producido precisamente por causa directa del sistema en que vivimos: Las injusticias las combato, y la prepotencia me supera. La historia es la siguiente, seguro que os suena porque salió en la prensa. Cuatro futbolistas del LOJA C.D, todo presuntamente, traicionan a su equipo, se venden a las casas de apuestas y provocan situaciones incomprensibles para el cuerpo técnico que no comprendía lo que sucedía en el campo y que torcieron las esperanzas de un modesto equipo de fútbol. Como sabéis, los futbolistas de tercera son un ejemplo de devoción por este deporte ya que la irrisoria cantidad que cobran no les da ni para merendar. Al ser descubiertos estos tres impostores, con la liga ya en su último cuarto y una herida irreparable, son despedidos del equipo y denunciados. La investigación está en curso. El Loja CD se rehace, combate esta embestida con todas sus armas y logran sacar cabeza a pesar de las dificultades, con la moral por los suelos y los jugadores escupiendo el amargor de una traición que había descolocado su centro emocional. Aunque ganaron algún partido, en los dos últimos disputados no pudieron vencer y cumplir la ilusión de meterse en liguilla. Con esa sensación amarga de lo que les ha ocurrido y la incertidumbre de los finales de liga, se despedirán el último partido. Pero no contaban con que uno de los traidores no se quería marchar sin despedirse haciendo más ruido, y el mismo día que pierden contra el Almería B, lanza por las redes un mensaje incendiario cargado de sarcasmo, chulería y prepotencia: «El año que viene será».
SÍ. En efecto. El año que viene será lo que tenga que ser. Seguramente muchos de ellos encontrarán otros equipos, seguirán peleando por conseguir sus sueños, entrenarán a deshoras «por amor al arte», compaginarán sus trabajos, sus estudios y su amor por el fútbol. Encontrarán otros rumbos, otros caminos o seguirán militando en el mismo equipo. Cualquiera sabe. El año que viene, será. Sus camisetas están sucias de lo mucho que han sudado para sacar adelante la liga, su equipo, a sus propios compañeros y devolverle a la afición todo el apoyo. Pero esas manchas se quitan con un lavado y en un rato relucirán de nuevo. Sin embargo, la mancha de la traición, el sello del mercantilismo barato, la estampa que te coloca un portero de discoteca en cuyo centro se lee «bajeza moral», ese hecho delictivo de presuntamente vender a un vestuario lleno de compañeros con los que convives día a día, ese vomitivo gesto no se va a borrar nunca. Ni te duches, ni te laves, ni cambies de nombre, ni de ciudad, ni de país, ni de continente. Eso nunca se borrará de tu vida, de tu biografía. Te acompañará siempre, hasta el final de tus días. Y no a los ojos de dioses que cualquiera sabe si existen o no, si no a los ojos de los seres humanos limpios de espíritu que conocen la verdad.
El año que viene sí que será, SERÁ VUESTRO AÑO, estéis donde estéis. Ánimo y enhorabuena Alex, Choco, Seco, Nino, Diego, Funes, Michel, Rafa, Héctor, Miguel, demás jugadores y equipo técnico.

Redacción

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