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CARLOS MOLINA

 

No hay lojeño que se precie que no se queje de lo palaciega que era Loja en el siglo XIX y la falta de conservación que ha existido de esa arquitectura en los últimos cien años ¿Quién no mira el centro de Antequera con envidia? ¿Qué se ha hecho mal o no se ha hecho para llegar a ver tan esquilmada parte de la historia de la principal población del poniente granadino?

Esas cuestiones están más vigentes que nunca al ver la situación de abandono que sufre la conocida como Casa del Marqués, un palacete del siglo XIX aledaño a la Cuesta Campos que ha pasado de albergar a los más ilustres personajes de la ciudad y del país a ser una escombrera que muestra las vergüenzas de nuestro descuidado centro histórico.

Lejos de su esplendor el último capítulo de este histórico inmueble se vive en estos momentos con la declaración de ruina por parte de los arquitectos municipales. Una hándicap esperado por la omisión de actuación en el mismo desde que se compró por el Ayuntamiento en el año 2005 por valor de 778.864,80 euros. Cierto es que ya en ese año Emuviloja lleva a cabo un proyecto de rehabilitación, realizado por la arquitecta Isabel Marín García, en que deja en evidencia su mal estado de conservación. Dentro del se afirma que, “la cubierta esta en ruina y el estado en general es muy deficitario”.

La vivienda entra dentro del Catálogo de Edificios, Elementos y Espacios Urbanos dentro de la delimitación del Conjunto Histórico de Loja, por lo que la Consejería de Cultura ha tenido la última palabra en relación a lo llevar a cabo por parte del consistorio en el mantenimiento de la misma. En estos momentos, tal como indica Cultura, se trabaja en la limpieza de elementos peligrosos, apuntalamiento de estructuras y desmonte de tejados. Aunque la cuesta Campos ya ha sido reabierta al tráfico rodado y peatonal, se cortó por la posibilidad de desprendimientos, se esperan cortes intermitentes según se trabaje en el desescombró de la vivienda. Estos trabajos de urgencia durarán al menos un mes.

 

A la espera de subvenciones

El objetivo del actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Loja es contar con partida presupuestaria para poner cubiertas de metal o fijas que eviten un mayor deterioro. Se estudia también la posibilidad de llevar a cabo una estructura y cubierta fija como ya se hizo en la aledaña Casa Derquí. Por cierto esta vivienda cuenta ya con un PFEA especial que permitirá su reconstrucción para ser la futura sede de la Agencia de Desarrollo.

Volviendo a la Casa del Marqués la idea es retirar en la mayor brevedad posible los andamios exteriores que afean el centro de la ciudad y mejorar por tanto sus fachadas. Joaquín Ordóñez, teniente de alcalde delegado de Urbanismo, insiste en que ahora mismo es económicamente “imposible” arreglar el interior de la vivienda. Si confía, y pide ayuda a la Junta de Andalucía y en concreto a Cultura, que se pueda contar con alguna subvención o plan para mejorar la fachada exterior.

 

Vivienda con historia

La conocida por todos los lojeños como Casa de Los Marqueses albergó a hombres y mujeres ilustres del municipio que alternaban importantes títulos nobiliarios, destacando el título de Conde de Castillejo y el titulo de Marquesa de Casa Tavares.

Los primeros datos que se pudieron recuperar del registro de la propiedad, se quemó todo en la Guerra Civil del 1936, nos informan que en el año 1913 la casa fue adquirida por Rafael Fernández de Bobadilla y González de Aguilar, Conde de La Jarosa marido de la VIII Marquesa de Tavares, María Ramona de Campos y Arjona, de manos de la tía de su esposa y VII Marquesa de Tavares, María Luisa Campos y Cervetto, que no tuvo descendencia, muriendo una año después de la venta o cesión por herencia.

Por ello se presupone que la posesión de la señorial casa dependía de la Marquesa y no de su marido a pesar de que en la escritura era obligatoria la aparición de la figura masculina. Saber exactamente cuando se construyó la casa es una tarea complicada, lo que sí parece seguro es que tenía su relación con el título que se le otorga a algunos Condes de Castillejo, como Señor de la Casa Solar de Campos. Con ese título, pero como X Señor de esa casa, aparece José María Campos y Varona, VII Conde y padre de la VII Marquesa de Tavares,  que fue de la que pasó la casa a su sobrina.

La importancia dentro de la vida social del municipio, de estos ilustres habitantes era fundamental. La mayoría de ellos fueron enterrados en la Parroquia de la Encarnación o en su propio panteón en la Capilla de la Sangre. Tenemos constancia de su relación estrecha con esa Capilla como atestigua que el manto de la Virgen de los Dolores del Barrio San Francisco fuera donado por este VII Conde de Castillejo. Además el hijo de éste, VIII Conde de Castillejo, Ramón Campos y Cervetto, fue conocido con el apodo de ‘Padre del Pueblo’, ya que fue diputado a las cortes por  Loja, además de su alcalde.

La importancia social de esta casa se puede ver en diferentes fotografías antiguas realizadas en su histórico patio rodeado de escudos, de los cuales aún se conservan algunos. En una de éstas se observa la importancia de la marquesa al aparecer en compañía del gobernador de Granada, el presidente de la Diputación, el alcalde de la ciudad y diputados, para repartir ropas cedidas por la Reina Victoria tras una trágica tormenta en el municipio que provoco incluso muertos.

 

Un proyecto en el aire

En el 2005 se llevó a cabo un proyecto de rehabilitación por la arquitecta Isabel Marín García, buscándose la recuperación del edificio unifamiliar. Éste se encuentra en una parcela de entorno a 1500m2 que da a la Carrera de San Agustín, al lateral con la Cuesta Campos, y por detrás con la Calle Espinosa. La vivienda consta de tres plantas más un sótano. Además existe un patio de grandes dimensiones al que se accede por una larga rampa en zigzag, que permite superar el fuerte desnivel existente, y en el cual se intuye la piscina que en estos momentos ha sido tapada por tierra.

La vivienda, según el informe de la arquitecta, se debió edificar a finales del siglo XIX, existiendo constancia de que fue habitada hasta los años 50 no volviendo a contar con inquilinos, según reformas realizadas en ésta, hasta los años 70, en los cuales se le dota de unas mínimas instalaciones de electricidad, fontanería y saneamiento.

El proyecto se enmarcaba dentro del respeto a una vivienda con protección volumétrica y estructural, posibilitando el nuevo uso administrativo de ésta. Además se proyectaba una nueva zona de aparcamientos en la parte del jardín, debajo de una nueva plaza que uniría los solares traseros tanto de ésta vivienda como la adjunta propiedad también del Ayuntamiento. El coste del proyecto ascendía a 1.175.580 euros.

La intervención en esta casa señorial se preveía posible gracias a la Consejería de Gobernación de la Junta de Andalucía, el propio Ayuntamiento de Loja y Caja Granada. En principio la Junta aportaría para la obra 150.000 euros y el resto correría a cargo del Ayuntamiento y Caja Granada. La entidad financiera pretendía trasladar su principal oficina en el municipio a esta nueva ubicación instalando además una sala de conferencias y exposiciones. Finalmente esa idea inicial se ha ido difuminando a medida que ha ido avanzando la crisis.

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