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Varios centenares de personas han asistido a la procesión del Señor de la Caridad y la Paciencia de Montefrío, más conocido como el “Cristo de los Pobres” o “el Señor de las Roscas”, una curiosa tradición en la que el cura de la Iglesia del Convento de San Antonio bendice en el altar las roscas de pan que les llevan los vecinos, como símbolo de la prosperidad y la abundancia.

Desde hace más de un siglo, cada comienzo de mayo los montefrieños llevan sus bolsas repletas de roscas de pan a la iglesia, para que el Cristo de los Pobres las consagre, en un emotivo acto en el que se colocan todas las bolsas junto al altar mayor.

Aunque tradicionalmente los montefrieños le piden al Cristo de los Pobres que llueva, este año han aprovechado para agradecer al “Señor de las Roscas” las abundantes lluvias caídas en los últimos meses, tan beneficiosas para el campo.

Posteriormente, el Cristo recorre las calles del Barrio Alto de Montefrío acompañado de los fieles. Al finalizar su recorrido, de nuevo en el Convento de San Antonio, se lanzan fuegos artificiales.

 

Folclore popular

Como explica el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Montefrío, Antonio Jiménez, la procesión del Señor de las Roscas “es uno de los mejores ejemplos del folclore popular montefrieño, y se lleva a cabo desde hace más de un siglo”.

La talla, que data del siglo XVII y fue restaurada tras la Guerra Civil, es una de las imágenes más veneradas del municipio, y le rinden devoción vecinos y vecinas de todas las edades. Antiguamente, recordó el edil, “en épocas de sequía los montefrieños le pedían al Señor de la Caridad y la Paciencia que lloviera para tener buenas cosechas”.

La alcaldesa de Montefrío, Remedios Gámez, asistió a la misa del Señor de las Roscas, en la que se consagraron los panes, y agradeció a los vecinos “el cariño con el que cada año celebran y dan vida a esta procesión tan nuestra”, así como el trabajo de la Hermandad de la Virgen de los Remedios y de la parroquia, encargados de organizarla.

Manolo Écija

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