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CARLOS MOLINA

 

La UTE Grupo Constructor Grucal Andalucía SA – Construcciones Glesa SA han comenzado a trabajar en la restauración del Convento de Santa Clara el pasado 5 de septiembre tras la firma el día anterior del acta de replanteo con representantes del Ministerio de Fomento, el Arzobispado de Granada y la empresa adjudicataria de la obra. Una buena noticia después de que desde el 15 de enero de 2012 el templo se encuentre totalmente abandonado tras dejar de celebrarse la eucaristía en su iglesia al desprenderse parte del friso del techo del templo.

En los últimos años se ha trabajado para poner en marcha esta restauración que ahora es posible con la subvención del 1,5% cultural concedido por el Ministerio de Fomento a través de su Programa de Rehabilitación Arquitectónica vinculado a las obras de Alta Velocidad a su paso por Loja. El importe de dicha subvención asciende a 1.999.802,70 euros y se establece un plazo de ejecución de las obras de 29 meses.

La restauración, cuyo arquitecto redactor del proyecto y director de la obra es Antonio Santos Ocón Fernández, consiste en la rehabilitación integral de la iglesia, coro alto y bajo y parte de las cubiertas del Monasterio. Quedará por tanto todo el convento, que cuenta con innumerables estancias de incalculable valor. Entre ellas destacan los artesonados de los techos de algunas zonas del claustro y otras dependencias aledañas a la iglesia. De hecho el propio informe del arquitecto destaca la pena de no contar a día de hoy con financiación para acometer la mejora integra de todo el convento. En concreto lo expresa así el arquitecto: “Por cuestiones económicas no ha sido posible acometer obras de rehabilitación en el resto de las cubiertas del Convento que presentan en algunas partes problemas de entrada de agua que afectada la armadura de par y nudillo y tirantes dobles -todo ello decorado con pintura-, así como actuar en las humedades generalizadas que presentan los muros y separaciones de la planta baja del Convento. Se dejan expuestas estas consideraciones para futuras actuaciones”.

En cuanto a la actuación e intenciones de uso futuro el proyecto indica claramente lo siguiente: “El fin de la presente actuación que recoge el Proyecto es la recuperación del artesonado y pinturas de la Iglesia y el saneado de sus muros para que pueda ser de nuevo abierta al servicio de los feligreses; esa es la intención del Arzobispado. De esta manera se intervine en primer lugar para mantener -aunque sea en una primera fase- el patrimonio histórico artístico al servicio del municipio, en segundo lugar se recupera la asistencia religiosa y de culto al barrio y en tercer lugar se va configurando la idea de función social que se pretende dar a la edificación conventual con la ampliación de la residencia de mayores ya existente en la antigua huerta del Convento”.

Esta tercera “intención” es lo que podría chocar con la idea de la propia población lojeña, que entiende que tal inversión de dinero público debiera repercutir en el turismo o uso de la ciudad. A esto se une que la sociedad lojeña no tiene una buena imagen de la labor de la Fundación Docete Omnes, gestora de la residencia que se encuentra justo aledaña al convento y futura rectora de su ampliación, al ser la misma que dirige la Residencia de discapacitados Sierra de Loja, cuya aparición en los medios de comunicación no ha sido por buenas noticias precisamente. Esta “mala imagen” ha agravado también las relaciones entre el Gobierno local y esta fundación dado los problemas laborales que mantiene con sus empleados y la repercusión negativa hacia sus residentes por el mal mantenimiento del centro.

Manolo Écija

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